lunes, 24 de noviembre de 2008

La segunda migración de culíes al Perú (1861-1874)


En 1861, el Congreso del Perú decidió reiniciar la inmigración de asiáticos chinos, la cual había sido suspendida en 1856, pero no debemos de olvidar que durante la prohibición el gobierno permitió que hacendados puedan introducir algunos colonos chinos pero con ciertas condiciones, que al final fueron violadas según Jorge Basadre en su Historia de la República.

El 15 de enero de 1861 el Congreso derogó la prohibición para la introducción de chinos de cinco años atrás, aduciendo que el país necesitaba mano de obra, pues los fundos rústicos estaban siendo abandonados y ello haría peligrar la economía del país, aunque es más seguro que la no beneficiada sería la de los hacendados, pues para esa época empezaba a desatarse el conflicto interno más grande de los EEUU, su guerra civil.

El acontecimiento mencionado emocionó a los hacendados productores de algodón, éstos buscaron como sea tener más trabajadores para producir más, incluso el diplomático norteamericano Ephraim George Aquier nos cuenta que los peruanos buscaron cultivar algodón hasta en Arica, donde la gente cavó pozos para conseguir agua.

La ley que favoreció la inmigración fue publicada en el diario oficial el 23 de marzo de 1861, en ella se expresaba que era muy necesario la importación de mano de obra, china, pues era fundamental para el desarrollo agrícola y por ende del país. La nueva ley china, aprobada a pesar de la oposición de Castilla, presentaba cuatro artículos, los cuáles presentamos a continuación:

Artículo 1
Se permite la introducción de Colonos Asiáticos destinados al cultivo de los fundos rústicos en las costas del Perú, a las artes útiles y el servicio doméstico, con tal que ellos sean contratados directamente por los patrones que los ocupen o sus apoderados en los puertos de su procedencia o en el Perú a su ingreso.

Artículo 2
Los buques que conduzcan asiáticos, no podrán embarcar en ellos más número de colonos que uno por tonelada de registro, bajo pena de quinientos pesos de multa por cada uno de los que excedan.

Artículo 3
Los contrato que se celebren en el extranjero, tendrán efecto siempre que no se opongan a las leyes de la República, quedando prohibido el traspaso de dichas contratas sin el consentimiento del colono contratado.

Artículo 4
Queda derogado el decreto del 5 de marzo de 1856, sobre inmigración de colonos Asiáticos, en cuanto se oponga a la presente ley.

El gran Mariscal Ramón Castilla se negó a aprobar la nueva ley chinesca y la devolvió al Congreso con una serie de observaciones el 24 de enero de 1861, en ellas el presidente y su ministro Manuel Morales refutaban los considerandos del Legislativo para promover la nueva ley inmigración china; el ministro Morales le dice al Congreso que los campos no están desiertos pues, los negros liberados y jornaleros libremente contratados seguían trabajando.

Morales mostraba además que la migración china anterior no había proveído de buenos colonos, sino chinos con brazos raquíticos, enfermos, degradados y corrompidos (muchos chinos tuvieron prácticas homosexuales), no eran lo que la nación necesitaba pues degenerarían a nuestra sociedad, otro argumento en contra fue la crítica a la travesía que tuvieron que hacer los anteriores inmigrantes, las cuales eran terribles. Sin embargo el Congreso decidió llevar adelante su nueva ley chinesca y el negocio de los chinos volvió a activarse.

Si hasta la primera inmigración de culíes se calculaba que se pudieron introducir 15 mil chinos, ahora la suma llegaría a un aproximado de 80 mil culíes, obviamente la parte de la migración china al Perú trajo un mayor número de “colonos”, debido a nuestro entender a que el precio del algodón alcanzó un alto precio producto de la cruenta guerra civil norteamericana.

Las condiciones de cómo se obtenían los chinos en las zonas cercanas a Macao son semejantes en la primera y segunda inmigración. Incluso uno de los sobrevivientes cúlies del Nouvella Penelope, Won Ahee dijo que él por miedo al enganchador Chea Anfock, él asintió venir a Perú, pero que realmente no lo deseaba. Aunque supuestamente el chino decidía si quería venir o no, ello era fácilmente manejable en Macao.

Sobre la mortalidad de los viajes podemos decir que esta disminuyó a partir de 1863, tanto así que de tener un promedio de 33% de bajas por viaje en el primer periodo de inmigración bajo a 6.6% por viaje entre 1863 y 1870, el número de muertes descendió mas aún cuando se ordeno que se embarcase un pasajero por cada dos toneladas del barco. Sin embargo se encuentran casos excepcionales como el de Canevaro & Cia. que culpó a la disentería por sus chinos muertos en el viaje de la Luisa Canevaro.

Los chinos ahora parecían más decididos a no venir al Perú ni América, El Comercio en su editorial del 25 de julio de 1872 comenta que casi no hay barco que trajese 300 chinos que no haya tenido algún incidente desde un motín hasta la destrucción del barco por parte de los culíes. Entre algunos incidentes con barcos que transportaban culíes que sufrieron motines tenemos el Napoleón Canevaro o el Hong Kong de bandera francesa.

En lo referente al número de chinos que llegaron al Perú vemos dos momentos, el primero lo ubicamos entre 1860 y 1870, en este periodo llegaron al Perú aproximadamente 39 mil chinos; para esta primera parte debemos de resaltar que en los años iniciales de la reanudación el porcentaje de mortalidad en los viajes fue muy alto, similar a la primera etapa de la migración, sin embargo luego descendió.

Entre 1871 y 1874, que viene a ser el segundo momento, se considera que ingresaron al Perú unos 40 mil chinos, entre los incentivos que generaron la mayor importación de trabajadores chinos podemos mencionar que la producción algodonera de los EEUU aún era irregular y por ello había buenos precios además en el Perú estalló una “fiebre” por las construcciones durante el gobierno del presidente Balta, durante la última etapa de la Era del Guano o Prosperidad Falaz.

Luego de la larga travesía desde China al Perú, cuando barcos chineros arribaban a nuestras costas y se aproximaban al Callao empezaba la limpieza total del barco para que pase la inspección que se realizaba en el primer puerto de la República. Luego de la revisión sanitaria se procedía a chequear la alimentación, el aseo del buque y las condiciones higiénicas; en este momento acompaña al capitán de puerto un interprete con el objetivo de preguntar a los culíes si han venido por voluntad o a la fuerza.

Cuando un barco chinero superaba todos los controles se procedía a distribuir su “carga”, cuando los chinos habían sido contratados por una sola persona la cuestión era sencilla, el problema era cuando eran muchos los contratantes. A pesar de las acciones del gobierno hubo gente que contrataba chinos para recomercializarlos, incluso se llegaba a ofrecer “chinos acabaditos de llegar” o “dechados de salud y sin impedimento físico” en los diarios de la época.

Los últimos culíes llegaron al Perú en junio y julio de 1874 (ante la prohibición definitiva de importación de chinos) y llegaron como cargamento en los siguientes barcos: Rosalía (371 culíes), Camilo Cavour (661), Emigrante (125) y Lola (351) que fue la última, se calcula que en este último contingente llegaron al Perú unos cuatro mil chinos y obviamente la mayoría se dedicaba a la agricultura.

Bibliografía

BASADRE, Jorge
La Historia de la República. Tomo III. Lima. La República-Universidad Ricardo Palma. 2000.

La Historia de la República. Tomo IV. Lima. La República-Universidad Ricardo Palma. 2000.

CONTRERAS, Carlos y Marcos CUETO
Historia del Perú Contemporáneo. Desde las luchas por la Independencia hasta el presente. Lima. PUCP-IEP-Universidad del Pacífico. 2000.

EDITORIAL SOL 90
Historia Universal. Industrialización e imperialismo. Tomo 14. Lima. Empresa Editora El Comercio. 2003.

LAUSENT-HERRERA, Isabelle
Sociedades y Templos chinos en el Perú. Lima. Congreso del Perú. 2000.

RODRIGUEZ, Humberto
Herederos del Dragón. La historia de la comunidad china en el Perú. Lima. Congreso del Perú. 2000.

Hijos del Celeste Imperio en el Perú (1850-1900). Lima. Instituto de Apoyo Agrario. 1989.

STEWART, Watt
La servidumbre china en el Perú. Una historia de los culíes en el Perú. Lima. Mosca Azul Editores. 1976

TRAZEGNIES, Fernando de
En el País de las colinas de Arena. Tomo II. Lima. PUCP. 1994.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Considero que su artículo resulta muy interesante, me atrevo a sugerirle que consulte los articulos de la Dra Evelyn HU de Hart, tiene uno en particulr muy bueno sobre como el consumo de opio entre los culies se utilizo para manejarlos al antojo del patron.
Saludos Cordiales Prof. Vilchez