Fuente: El ex jefe del Ejército peruano Edwin Donayre, que el año pasado generó un incidente diplomático con unas declaraciones contra los chilenos, pidió olvidar el hecho, pero sin excusarse por las palabras que formuló cuando aún ejercía el cargo.
“Yo preguntaría a los militares de Chile ¿Cuál sería su respuesta ante la interrogante de un hipotético caso de ser agredido su país, y si ese país fuera Perú? Dejémonos de tanto escándalo, olvidemos esto”, dijo Donayre en una entrevista que publica hoy el diario El Mercurio.
En noviembre pasado, se difundió un vídeo en el que Donayre, en una reunión social junto a otros militares, dijo que chileno que entrara a Perú saldría en un cajón o una bolsa plástica.
Sus palabras provocaron el malestar del Gobierno chileno, que pidió a su par limeño un castigo para el militar, pero no hubo medida alguna y Donayre pasó a retiro un par de semanas después, como estaba programado.
Según el retirado general, “si saliera a la luz lo que hablan los militares de todo el mundo, lo que hablan coloquialmente por ejemplo jefes árabes e israelíes, talibanes y norteamericanos, con seguridad que ya se habría declarado la tercera guerra mundial”.
En su opinión, las relaciones entre Chile y Perú se solucionarán cuando se resuelva el diferendo limítrofe marítimo planteado por su país en el tribunal internacional de La Haya.
“Los problemas de la difícil vecindad se viabilizarán cuando se solucione el diferendo marítimo en La Haya y cuando exista equidad en las relaciones económicas y financieras”, afirmó.
Perú acudió al tribunal de La Haya en procura del reconocimiento de su tesis de que el límite marítimo con Chile no ha sido fijado nunca, lo que le daría unos 35.000 kilómetros cuadrados que hasta ahora han estado bajo soberanía chilena.
Para Chile, no hay nada pendiente en este asunto, pues el límite está fijado en tratados suscritos en 1952 y 1954, que, a juicio de Lima, son solo acuerdos pesqueros.
Donayre también consideró que unas relaciones normales entre su país y Chile están supeditadas a que exista “equidad en las relaciones económicas, financieras y comerciales”, porque, a su juicio, esos vínculos “solo fomentan la paz cuando son simétricas y generan interdependencias y ventajas mutuas”.
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